Dicen que los 30 son los nuevos 20, frase acuñada por una persona de 30 años que, probablemente, está solter@, sin un trabajo estable y saliendo cada fin de semana a ver si cae algo que le alegre la semana. Si echamos la vista atrás algo ha cambiado en esta sociedad. Hace unos 20 años, es probable que, estar en esta situación, estuviera mal visto. A las mujeres les perseguirían frases como “te vas a quedar para vestir santos” y a los hombres “ya vas siendo hora de que sientes la cabeza”, ¿os suena? Si, ¿verdad? Es como si las cosas no hubieran cambiado, pues estas dos frases rebotan en nuestra cabeza a día de hoy, aunque nadie nos las diga. La cultura y la sociedad son poderosas para fijar ideas que, con el tiempo, no se desintegran del todo, aun cuando la mayoría se impone para quitarle la razón. Vivimos unos tiempos en los que existen muchas personas que, a partir de los treinta, perciben con mayor dificultad ese estado eufórico del enamoramiento.

En este mes del amor, donde los corazones inundan cada rincón, a muchos solter@s treintañeros, y no tan treintañeros, se les habrá cruzado por la cabeza una pregunta que parece tener muchas respuestas y a la vez ninguna certera: ¿es posible enamorarse con tanta pasión como cuando era más joven? ¿Volveré a sentir lo que es estar enamorad@?

Como ya vimos, en la adolescencia, el enamoramiento se caracteriza principalmente por la euforia, se convierte en pura aventura, teniendo la sensación de caer en un parque de atracciones cuyas sensaciones son novedosas y muy intensas. Poco a poco, conforme nos acercamos a los veintimuchos, la novedad va desapareciendo y, aunque tengamos la sensación de que la historia se repite, seguimos dejándonos llevar por esa maravillosa sensación de “locura transitoria” sin pensar en el mañana, solo se vive el hoy y se disfruta hoy, mañana está muy lejos.

Llegados los 30 y, habiendo tenido experiencias amorosas fallidas, mal paradas, tóxicas, tenemos más en cuenta el aprendizaje de nuestros errores. Nuestro sentido de la responsabilidad nos empuja a negarnos al amor, creando, en muchas ocasiones, una barrera, incluso, llegando a pensar que, enamorarse, es cosa de épocas anteriores y que nunca más vamos a volver a sentirlo con la misma intensidad.

A medida que maduramos, somos más conscientes de que la razón puede vencer al corazón y, cuando conocemos a alguien, somos más exigentes. En anteriores ocasiones nos bastaba con compartir con nuestr@ pretendiente/a la música, el gusto por viajar, el color preferido y las ganas de vivir, cosas que ahora no nos bastan, pasando a valorar cosas más abstractas como su manera de ver la vida, su inteligencia y las expectativas que tiene para con nosotros.

Tenemos la tendencia a pensar que, para estar enamorado, es condición indispensable que el corazón venza a la razón, sin embargo, las formas de enamoramiento evolucionan con nosotros sin perder la intención para la cual nacieron: sentirnos un poco más vivos y vinculados a alguien que despierta en nosotros una curiosidad especial.

Está demostrado que, en personas adultas, el enamoramiento no es tan efusivo como lo era en épocas anteriores, pero si permite rejuvenecer y a avivar emociones dormidas. A partir de los treinta, enamorarse es una cuestión de actitud, si miramos el enamoramiento de forma positiva la pasión desenfrenada estará asegurada.

2 Comments

  • Cecilia dice:

    M pasa exactamente lo mismo

  • Cristina dice:

    En cierto modo es verdad, yo tengo 29 años, he tenido algunos fracasos amorosos, me bloquee en el aspecto sentimental por 2 años y 6 meses, no quise nada, ni pinches, ni pololos, con suerte coqueteos momentáneos, sufrí mucho. Hace 1 años conocí a mi pareja actual, ya llevamos 10 meses juntos y no me siento segura, no es que dude de sus sentimientos, pero si me cuestiono el estar enamorada, ya que se que antes, al ser mas inmadura, sentía mas «arrebatado», ahora siento mas lógico; me gusta estar con él, nunca antes había dicho te amo a alguien, jamás me atreví a acariciar a mis parejas; ahora lo hago libremente, pero después me viene la inseguridad; quizás me hirieron demasiado, quizás tengo miedo, o quizás no estoy enamorada y solo es un agrado de estar con alguien de confianza y sin presiones, quien te mima y observa con ternura, que te acepta tal cual eres, que juzga solo cuando es necesario.
    Me siento confundida; no se si es por una cuestión hormonal, una crisis de mi edad o es una realidad que simplemente no quiero ver.

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