Tenemos el placer de contar con la presencia de un experto en violencia de género, trabajada desde la perspectiva de los hombres que han sido condenados por ejercerla. Él es Borja Rodríguez.

Borja Rodríguez Núñez es psicólogo, sexólogo y terapeuta de parejas desde una perspectiva de género.

Es experto en prevención, detección y atención de la Violencia de Género. Además, es Mediador, Educador y Formador Sexual, y está especializado en Psicología de la Diversidad Sexual.

En la actualidad, trabaja como Coordinador del Área de Hombres Condenados por Violencia de Género para Fundación ASPACIA en Málaga, llevando grupos de reeducación de agresores. Pasa consulta como Terapeuta Sexual y de Parejas en Málaga, y ha sido el Terapeuta Sexual del programa de televisión “Mejor llama a Pilar” de Cuatro.

Es integrante de la Comisión de Psicología e Igualdad de Género del Colegio Oficial de la Psicología de Andalucía Oriental.

Docente con gran experiencia dinamizando grupos de trabajo, imparte talleres y formaciones en entidades, postgrados y masters, asociaciones, ayuntamientos, y allí donde se le necesita, relacionadas con la Diversidad Sexual, el trabajo con Grupos de Hombres Agresores, la prevención del Bullying Homofóbico, la Resolución de Conflictos para personas que trabajan con personas, las Nuevas Masculinidades, la Violencia de Género, la sexualidad, etc.

Actualmente, también colabora con la revista digital www.yosoymujer.es, y con El Sextante, el portal de consejos sobre sexo del Grupo Atresmedia.

Su ponencia versará sobre el trabajo que realiza en la Fundación ASPACIA con hombres condenados por violencia de género. Una ponencia imprescindible, que no os la podéis perder. De momento, podemos disfrutar de los conocimientos de Borja a través de esta pequeña entrevista.

Buenos días, para comenzar con la entrevista, vamos a contextualizar un poco, por lo que, la primera pregunta obligada es:

  • ¿Qué entendemos por educación sexual o deberíamos llamarla educación afectivo-sexual?
Cuando hablo de educación sexo-afectiva, hablo de enseñar a vivir la sexualidad de una manera sana y positiva, desde el disfrute y la conciencia.

Desde mi perspectiva profesional, pongo mucho énfasis en utilizar el término afectivo-sexual. No hay sexualidad sin afectos. Y con afectos no me refiero a amor o relación de pareja, sino a respeto, confianza y cuidado, ya sea con tu pareja de cinco años o con alguien que acabas de conocer. La sexualidad comienza por uno o una misma, al igual que el afecto. Cuando hablo de educación sexo-afectiva, hablo de enseñar a vivir la sexualidad de una manera sana y positiva, desde el disfrute y la conciencia. Desde el respeto a la diversidad, pero sobre todo desde el respeto hacía ti mismo y hacia ti misma. Y la única manera de lograrlo es dirigiendo el foco hacia tu persona, desde esa educación afectivo-sexual.

 

  • ¿Qué es la Fundación ASPACIA y a qué se dedica?

La Fundación para la Convivencia ASPACIA es una organización no gubernamental que trabaja para eliminar la violencia en todas sus expresiones, proteger a las víctimas y promover la igualdad entre todas las personas.

Creemos firmemente en la defensa de los derechos humanos, la igualdad y la diversidad, y desde esa creencia, atendemos a las víctimas, formamos a profesionales, investigamos sobre los motivos que originan la violencia, sensibilizamos contra su uso y procuramos que quienes la han ejercido no vuelvan a hacerlo.

Llevamos a cabo programas de atención y reparación de la violencia sexual y de género, la violencia ascendente, el bullying, la violencia a través de las nuevas tecnologías, etc. Y también  trabajamos con las personas que ejercen esa violencia, que es el caso por ejemplo del programa que coordino en Málaga con los hombres condenados por violencia de género.

 

  • Usted trabaja con hombres condenados por violencia de género ¿En qué consiste su trabajo? ¿Podemos modificar las actitudes de estas personas?
 Trabajamos la tríada emoción – pensamiento – conducta, cuyo objetivo principal es la modificación de las conductas violentas que los han llevado a esa situación. Y esa modificación se hace trabajando profundamente las emociones y los pensamientos distorsionados que las mantienen, dirigiendo siempre el foco hacia sí mismos

Creo firmemente en el cambio, sino no podría trabajar en éste contexto. Eso no quiere decir que sea fácil, ni rápido, ni que todo el mundo que pasa por los grupos logre modificar su situación inicial. Pero por su puesto que es posible el cambio.

Mi trabajo consiste, muy resumidamente, en coordinar y dirigir los grupos de hombres condenados por violencia de género durante los 10 meses que dura la terapia. Es un programa de reeducación para hombres hecho por Instituciones Penitenciarias como alternativa a la condena de prisión en casos de condena por violencia de género.

Dentro de esa reeducación, trabajamos la tríada emoción – pensamiento – conducta, cuyo objetivo principal es la modificación de las conductas violentas que los han llevado a esa situación. Y esa modificación se hace trabajando profundamente las emociones y los pensamientos distorsionados que las mantienen, dirigiendo siempre el foco hacia sí mismos. Es un trabajo personal importante, en el que es fundamental hacer hincapié en las emociones, la empatía, los mitos del amor romántico, las distorsiones cognitivas, los mandatos de género, las consecuencias de sus propias decisiones, etc.

 

  • ¿Es la educación emocional uno de los factores claves en el trabajo con estas personas?
Es fundamental trabajar profundamente en una educación emocional con perspectiva de género, que nos lleve a conocer, aceptar y gestionar nuestras propias emociones. Para mi ese es el pilar fundamental sobre el que sustento todo mi trabajo, tanto en los grupos como fuera de ellos.

Sin duda alguna. La educación emocional con perspectiva de género. Los hombres, según los mandatos de género, a nivel emocional solo podemos sentir ira y rabia en diferentes grados. Tenemos que ser competitivos, valientes, hipersexuales, etc. Pero es obvio que también sentimos tristeza, frustración, miedo… pero lo canalizamos todo a través de la ira y el enfado. Porque sentir y demostrar que estamos tristes, o que tenemos miedo, o que estamos frustrados porque no nos gusta la vida, la relación o la situación que tenemos, es un signo de debilidad, de ser poco hombre. Eso nos lleva a más frustración, lo que nos genera más rabia, que acaba desembocando inevitablemente en ira y violencia.

Por tanto, es fundamental trabajar profundamente en una educación emocional con perspectiva de género, que nos lleve a conocer, aceptar y gestionar nuestras propias emociones. Para mi ese es el pilar fundamental sobre el que sustento todo mi trabajo, tanto en los grupos como fuera de ellos.

 

  • La violencia de género es un fenómeno muy complejo, donde diversas variables correlacionan para que aparezca y se mantenga, ¿qué peso cree que tiene la sociedad patriarcal en la aparición y mantenimiento de esta lacra social?
La sociedad heteropatriarcal, con sus enseñanzas y sus mecanismos, es el peso que impide que lleguemos a vivir en una sociedad libre de violencia, igualitaria y respetuosa con la diversidad.

La sociedad heteropatriarcal es la razón máxima de que exista la violencia de género, y en eso todos y todas somos responsables. Las mujeres tienen que coger de una vez lo que les pertenece por derecho, es decir, las riendas de su propia vida. Y los hombres tenemos que dejar de cortar esas riendas buscando mecanismos cada vez más intrincados y retorcidos para que eso no ocurra, con nuestro miedo a perder un poder que hemos conseguido a base violencia, en cualquiera de sus formas. De ahí la importancia de una educación afectivo-sexual con perspectiva de género, igualitaria y diversa, desde el respeto y la conciencia de uno mismo y una misma.

Por tanto, la sociedad heteropatriarcal, con sus enseñanzas y sus mecanismos, es el peso que impide que lleguemos a vivir en una sociedad libre de violencia, igualitaria y respetuosa con la diversidad.

 

  • ¿Cómo fue su experiencia en el programa «Mejor llama a Pilar» de la cadena Cuatro como terapeuta sexual? ¿Puede contarnos alguna anécdota?
El sexo sigue siendo un tema bastante tabú. El hecho de que tengamos un acceso ilimitado a la pornografía, no quiere decir que esté todo dicho ni aprendido, ni que mucho menos tengamos una educación sexoafectiva sana y positiva

Fue una experiencia total y absolutamente increíble. Tanto por el formato como por el equipazo profesional que había detrás de las cámaras, que me cuidaron desde el primer momento. Ha sido una experiencia muy divertida, y un reto a nivel profesional, ya que era mi primera vez delante de las cámaras. Siempre recordaré las caras de sorpresa que ponían las  parejas cuando de pronto les decían que iban a ver a un sexólogo. En los primeros momentos les costaba entrar en las dinámicas, pero tras la sorpresa inicial, se involucraban y se divertían mucho. Porque en eso consistía, en recobrar el contacto físico y la proximidad, y en recordar lo divertido del sexo y lo bien que se lo pasaban juntos antes de tantos problemas.

El sexo sigue siendo un tema bastante tabú. El hecho de que tengamos un acceso ilimitado a la pornografía, no quiere decir que esté todo dicho ni aprendido, ni que mucho menos tengamos una educación sexoafectiva sana y positiva. De ahí que me encantara tanto el proyecto del programa, porque por fin se volvía a hablar en televisión de sexualidad y erótica, aunque fuera brevemente.

Sigo creyendo firmemente en la necesidad urgente de un programa de televisión a nivel plurisexual con perspectiva de género, donde trabajar todas las facetas de la erótica: a nivel educación, de prácticas, de librarse de miedos y frustraciones, donde tenga cabida la diversidad sexual, el poliamor, las peculiaridades eróticas, etc.

Hay que desmitificar ese miedo a la sexualidad. Y en ese sentido se puede utilizar la televisión en su vertiente más divulgativa. Nos falta mucha educación del placer, de disfrutar.

 

Para terminar y a modo de conclusión:

  • ¿Por qué cree que es necesario llevar a cabo unas Jornadas de educación sexual y emocional?

Muy sencillo: porque nos falta. Nos falta educación sexual sana y positiva, desde el autoconocimiento y la responsabilidad, pero también desde la diversión y el placer. Y nos falta una educación emocional que nos permita ese autoconocimiento, ese disfrute, y ese saber gestionarnos en el sexo, en pareja, como padres y madres, como profesionales, como personas. En definitiva, gestionarnos en la vida.

Así que muchas gracias por invitarme y darme la oportunidad de aportar mi granito de arena en estas jornadas tan necesarias.

Nos falta educación sexual sana y positiva, desde el autoconocimiento y la responsabilidad, pero también desde la diversión y el placer.