Ahora mismo es difícil saber lo que se espera de los hombres y las mujeres. Parece que todas las personas han de saber desenvolverse ante cualquier situación, sobre todo en las situaciones sociales, como pez en el agua.

 

Se nos transmiten mensajes contradictorios desde la educación formal, la educación informal o la no formal, incluyendo también los medios de comunicación. Se incita a los sujetos varones a ser dominantes, competitivos, agresivos, triunfadores, y poco empáticos. Y a las mujeres, bueno, de las mujeres ya hablaremos en otra ocasión.

Pero no sólo eso, además, a los hombres se les exige que sean sensibles, que sean comunicativos, que se comprometan en las tareas del hogar, que se cuiden (tanto por dentro como por fuera), en la crianza de los hijos, en la implicación en el embarazo y parto, en otras muchas cosas más.

 

El hombre perfecto no existe, no hay personas perfectas (de hecho, si fuéramos todos perfectos, la vida sería muy aburrida). Hay personas, y cada persona tiene cosas buenas y cosas no tan buenas en su interior. Pero, aunque nos intenten vender que la juventud y la belleza son la solución para todo… No todo está en el físico.

Además del aspecto físico, tenemos la manera en la que nos comportamos con los demás, la personalidad, los valores, la creatividad, etc.

Pues bien, entre tanto mensaje contradictorio, se puede entender que existan hombres muy confundidos sobre cómo quieren mostrarse ante los demás. Hay una gran cantidad de tendencias que muestran la variedad de expresión que tenemos en este preciso momento en la sociedad occidental; Encontramos  varias tendencias como la metrosexual, la de los llamados hipster, o los emo.

 

Lo importante de todo esto, es que ser un sujeto sexuado, implica no sólo ser SUJETO de deseo, es decir, seducir, buscar, propiciar, ser activ@…Si no que además, los hombres pueden ser OBJETO de deseo. Porque una cosa es ser activo, buscar al otro, y otra muy distinta es ser el objeto de deseo de otra persona, que te mire, que te acaricie, que aspire tu aroma como si fuera un delicioso pastel.

¿Acaso está escrito en algún sitio, o hay alguna ley que impida que los hombres sean objetos de deseo? Es decir, se puede ser deseante o deseado, y ambas caras de la misma moneda, son placenteras y para nada son exclusivas de uno u otro género.

El deseo sexual en el hombre, siempre se ha dicho que es superior. Quizás, la educación tiene algo que ver. Si a un niño le educan para ser el que “corteja”, el que tiene “muchas novias”, el que es un “ligoncete”… Podemos entender que los niños y finalmente, los hombres, sientan la presión sobre cómo deben proceder ante las relaciones, y con respecto al deseo sexual.

En la educación se encuentre la clave. Debemos educar a las personas, como lo que son, personas. Sin géneros y sin barreras, ni imposiciones culturales.

Así habrá una sociedad, donde todas las personas podrán expresar su deseo, o ser deseadas, sin importar su sexo, género o condición de otra índole.

 

 

María López, Psicóloga sanitaria y Sexóloga.

@MariaSexologa

Leave a Reply

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.