En esta nueva edición de las II Jornadas para la Prevención de Violencia de Género tenemos el placer de contar con la presencia del ponente experto Arun Mansukhani.

Es Psicólogo Clínico desde 1994, tratando problemas de ansiedad, depresión, celos, trauma psicológico, dependencia emocional, pareja y comunicación. Psicólogo Especialista en Psicología Clínica (PsyD), Sexólogo, EuroPsy Specialist in Psychology and Psychotherapy, Experto y Especialista Universitario en Hipnósis Clínica, Practitioner y Consultor EMDR. En la actualidad subdirector del Instituto Andaluz de Sexología y Psicología, en Málaga.

Es una de nuestras grandes apuestas de este año. No os lo podéis perder. Como aperitivo de su participación en las II Jornadas, os dejamos con esta interesante entrevista que le hemos realizado.

Hablamos de dependencia emocional, como algo negativo, cuando una persona se vincula de una forma no sana a otra. Y esta forma de vincularse no sana, patológica, puede ser de diferentes tipos: de forma dependiente (sumisa), de forma contradependiente (evitativa) o de forma dominante.

Buenos días, para comenzar con la entrevista, vamos a contextualizar un poco, por lo que, la primera pregunta obligada es:

1.- ¿Qué entendemos por Dependencia emocional? Amor, enamoramiento, idealización, dependencia ¿dónde se sitúan los límites?

Lo primero que había que decir es que la dependencia per se no es mala. De hecho pertenecemos a la especie más social que hay sobre el planeta y, por tanto, somos muy inter-dependiente. Esta dependencia, la que nuestros hijos tienen de nosotros, la que nosotros tenemos de nuestros seres queridos, es muy sana la mayor parte de las veces. Hablamos de dependencia emocional, como algo negativo, cuando una persona se vincula de una forma no sana a otra. Y esta forma de vincularse no sana, patológica, puede ser de diferentes tipos: de forma dependiente (sumisa), de forma contradependiente (evitativa) o de forma dominante. En el enamoramiento es normal observar cierto nivel de dependencia pero no debe llegar a niveles patológicos. De la misma forma, en el amor, se genera una interdependencia, pero esta debe ser sana para ambos miembros, debe haber reciprocidad. Los límites deben ser por tanto los de la relación sana.

2.- ¿Qué ingredientes tiene una relación interpersonal sana o saludable?

Pues son aquellas relaciones que te hacen ser y estar mejor que cuando no estás en ellas. Son por tanto relaciones en las que te sientes apoyado, acompañado, no criticado, etc. Para que eso sea posible, esas relaciones deben ser lo que nosotros llamamos relaciones horizontales, de reciprocidad, en la que ambos miembros sienten que reciben al menos tanto como dan. Para poder tener ese tipo de relaciones, ambas personas deben gozar de unos buenos niveles de intimidad por un lado y de autonomía por otro. Para poder mantener buenas capacidades de autonomía e intimidad, es fundamental cómo nos hayamos criado, nuestro entorno familiar, el de nuestra infancia.

3.- Algunas corrientes metafísicas o filosóficas, mantienen la postura de que la manera más sana de vivir es liberándonos del apego hacia las personas, mantener relaciones amorosas sin este ingrediente ¿Esto es posible? ¿Podemos mantener relaciones amorosas sin apego?

La respuesta es no. El amor tal y como lo entendemos en Occidente (y por extensión en casi todo el planeta) es algo que singulariza a una persona. Cuando yo quiero a alguien, esa persona es del todo menos indiferente para mí. Se hace distinta de todas las demás precisamente por el amor. Yo me apego a esa persona. Si yo amo a una hija, no consentiré que me la cambies por ninguna otra, aunque la nueva sea mucho más inteligente, guapa, alegre, simpática… da igual. A la que yo quiero es a mí hija, ninguna otra. Por eso el amor singulariza a una persona. ¿Cuál es el incoveniente de esto? Pues que si yo quiero a alguien, puedo salir dañado. Mientras más quiera a alguien, más probabilidades de salir dañado y de sufrir tengo. De hecho las mayores causas de sufrimiento humano tienen que ver con pérdidas o conflictos en las relaciones. Ante esto, como bien dices, las diferentes religiones-corrientes filosóficas han dado respuestas distintas. Las tres que yo más conozco por ejemplo dan tres respuestas distintas al tema del amor-sufrimiento. El Budismo, a grandes rasgos, plantea el des-apego como única forma de no sufrir; no amar o amar a todos por igual, lo cual en el fondo es lo mismo. El hinduismo plantea apegarse a las personas pero recordar que en el fondo todo es pasajero y una mera ilusión, lo que los hindúes llaman Maya, por cierto el nombre de mi hija pequeña. El Cristianismo por el contrario plantea amar completamente, entregarse en el amor. Sería interesante debatir sobre esto.

La inteligencia emocional se basa, a nivel biológico, en un adecuado equilibrio entre las estructuras corticales (las más racionales si quieres) y subcorticales límbicas (las más pasionales). Para tener este equilibrio se ha tenido que tener un desarrollo armónico en la infancia.

4.- ¿Cree que hay una relación directa entre relaciones saludables e inteligencia emocional?

Sin duda. Para tener relaciones estables hay que tener inteligencia emocional y, a su vez, para tener inteligencia emocional como adulto hay que haber tenido relaciones sanas a lo largo de la vida, especialmente en la infancia. Sin entrar en demasiadas profundidades, la inteligencia emocional se basa, a nivel biológico, en un adecuado equilibrio entre las estructuras corticales (las más racionales si quieres) y subcorticales límbicas (las más pasionales). Para tener este equilibrio se ha tenido que tener un desarrollo armónico en la infancia. Esto ocurre a través de la vinculación con adultos sanos, que tenían inteligencia emocional, y supieron tener relaciones sanas con los niños. El niño aprende a regularse y a tener inteligencia emocional en estas relaciones de la infancia.

Sabemos que los programas de educación afectivo-sexual funcionan, tenemos muchos ejemplos de ello en la literatura científica. Habría que invertir en ello, porque es invertir en nuestro futuro.

5.- Sobre las relaciones que mantienen nuestros jóvenes ¿Cómo podemos mejorar la salud sexual y emocional de nuestros jóvenes? ¿Cómo podrían detectar que están dentro de una relación tóxica?

Desde luego la implementación de programas de salud sexual y emocional sería importantísimo. Habría que dedicarle mucho más tiempo del que se le dedica, por parte de profesionales formados para ello. Sabemos que los programas de educación afectivo-sexual funcionan, tenemos muchos ejemplos de ello en la literatura científica. Habría que invertir en ello, porque es invertir en nuestro futuro. Por otro lado, las señales de que se está en una relación tóxica son muchas como una pareja excesivamente celosa, controladora, que te falte al respeto, que sólo quiera estar contigo o, todo lo contrario, que pase de ti, que te sea infiel, etc. Todo esto son síntomas de estar en una relación tóxica.

6.- Violencia de género y relaciones tóxicas ¿Qué factores están interviniendo para que la violencia hacia la mujer, en las relaciones de pareja, sea tan alarmante?

En la actualidad, en especial en las sociedades desarrolladas, la mayor parte de la violencia se expresa en la intimidad, en el espacio intrafamiliar e íntimo. Y aquí las pautas de apego son esenciales.

Mientras la violencia interpersonal ha ido declinando a nivel mundial de manera significativa durante el siglo XX, el único tipo de violencia que prácticamente no ha declinado es la violencia contra la mujer y, seguida de cerca, la violencia intra-familiar. La violencia contra la mujer sigue siendo alarmante. Es un fenómeno complejo y multicausal. Hay desde luego factores socio-culturales implicados, contra los cuales están luchando desde hace décadas los diferentes movimientos feministas. Lucha que hay que continuar porque, lamentablemente, estamos aún lejos de llegar a un punto satisfactorio en las relaciones de poder entre los géneros. Pero además tenemos que tener en cuenta otros factores. En la actualidad, en especial en las sociedades desarrolladas, la mayor parte de la violencia se expresa en la intimidad, en el espacio intrafamiliar e íntimo. Y aquí las pautas de apego son esenciales. Tiene un gran peso cómo fuimos criados y cuál ha sido el ambiente familiar en nuestra infancia. Como dije antes, qué aprendí a ver cómo normal, cómo aprendí a querer, etc., son cosas que me van a condicionar toda la vida.

Este aprendizaje es fundamentalmente interpersonal, y este aprendizaje es lo que forma el cerebro. Ese aprendizaje se da en muchas áreas pero una esencial es la sexo-afectiva.

Para terminar y a modo de conclusión:

7.- ¿Por qué cree que es necesario llevar a cabo unas Jornadas de educación sexual y emocional?

El cerebro humano es un órgano muy especial. Entre sus diversas particularidades, la que más llama la atención es que nacemos con un cerebro sin formar. Esto es interesante porque nacemos con un riñón, un corazón, unos pulmones formados del todo pero con un cerebro sin formar. Según las últimas investigaciones de Sarah Jane Blackmore, hay áreas de la corteza cerebral que no se terminan de formar ¡hasta los 40 años! Por tanto, para el ser humano la educación no es un lujo o una tontería que se les ocurrió a unos cuántos, es una necesidad. El aprendizaje es lo que hace desarrollarse al cerebro. Este aprendizaje es fundamentalmente interpersonal, y este aprendizaje es lo que forma el cerebro. Ese aprendizaje se da en muchas áreas pero una esencial es la sexo-afectiva. Esto es así porque la sexualidad y la afectividad constituyen dos de las principales formas desde las que nos relacionamos unos con otros. Cuando la sexualidad y la afectividad son sanas, contribuyen enormemente a la felicidad. Cuando no lo son, son una de las mayores causas de dolor. Incluso se relacionan con crímenes especialmente graves como toda la violencia de género, la violencia contra los niños o la violación llevada a cabo por ese grupo llamado la manada… Debemos hacer todo lo que esté en nuestra mano para que este tipo de situaciones se den cada vez menos en el futuro y una de las formas es a través de la educación sexo-afectiva.