Nuestra última invitada pero no por ello menos importante, es Doña Eulalia Pérez Sedeño (Marruecos, 1954) es una filósofa y profesora de investigación en Ciencia, Tecnología y Género en el Departamento de Ciencia, Tecnología y Sociedad del Instituto de Filosofía del Consejo Superior de Investigaciones Científicas(CSIC) de España.
Del año 2000 a 2006 presidió la Sociedad de Lógica, Metodología y Filosofía de la Ciencia en España y de 2001 a 2006 asumió la vicepresidencia de la Asociación de Mujeres Investigadoras y Tecnólogas. También fue coordinadora Adjunta del área de Filología y Filosofía de la Agencia Nacional de Evaluación y Prospectiva (ANEP) de la Dirección General de Investigación Científica y Técnica, posteriormente en el Ministerio de Economía y Competitividad (2005-2006). Entre 2006 y 2008 fue Directora General de la Fundación Española para la Ciencia y Tecnología (FECYT).
Actualmente es Profesora de Investigación en Ciencia, Tecnología y Género y Directora del Departamento de Ciencia, Tecnología y Sociedad del Instituto de Filosofía del CSIC. Es miembro del Consejo Asesor de la Red-Cátedra de Mujeres, Ciencia y Tecnología en Latinoamérica (desde Octubre, 2005) y Vocal del Consejo Editorial de la Fundación Carolina.
Viene a nuestras Jornadas para hablarnos del reciente libro que ha escrito junto a la psicóloga social S. García Dauder: “Las mentiras científicas sobre las mujeres” de 2017. Un impresionante recorrido sobre la historia de la ciencia y el trato de esta a las mujeres. Abracando temas tan importantes como la sexualidad, el determinismo biológico y las invenciones científicas sobre las mujeres, entre otros temas.
Cuando las mujeres entran en determinados campos y profesiones, aportan una mirada nueva, diferente y diversa, como se ve en primatología, biología o historia de la ciencia. La diversidad de contextos, de procedencia, de valores, etc. enriquece nuestras perspeciva y, por tanto, nuestro conocimiento.
Como aperitivo a su esperada ponencia, os dejamos con la entrevista que le hicimos.
Buenos días, para comenzar con la entrevista, vamos a contextualizar un poco, por lo que la primera pregunta obligada es:
1.- ¿Qué es la ciencia sin la aportación de las mujeres a esta? Esta pregunta parece dar a entender que las mujeres no han hecho ciencia o no han aportado nada a ella. Pero eso no es así. Desde la antigüedad clásica (e incluso antes, en Egipto, Mesopotamia, etc.) las mujeres han hecho aportaciones interesantes e importantes. El problema es que o se las oculta o se las invisibiliza, sobre todo en las historias de la ciencia y en los libros de texto. Por otro lado, cuando las mujeres entran en determinados campos y profesiones, aportan una mirada nueva, diferente y diversa, como se ve en primatología, biología o historia de la ciencia. La diversidad de contextos, de procedencia, de valores, etc. enriquece nuestras perspeciva y, por tanto, nuestro conocimiento.
La teoría darwinista, como cualquier otra teoría, recoge estereotipos de su época, la victoriana, que se cuelan dentro de las estupendas observaciones e hipótesis realizadas por Darwin.
2.- ¿Qué relación hay entre Darwin y la desigualdad entre hombres y mujeres? ¿Qué daño ha hecho la sociobiología y el determinismo biológico a las relaciones igualitarias? ¿Qué intereses ideológicos hay detrás de la sociobiología? La teoría darwinista, como cualquier otra teoría, recoge estereotipos de su época, la victoriana, que se cuelan dentro de las estupendas observaciones e hipótesis realizadas por Darwin. El problema viene, sobre todo, por sus derivas actuales en algunos sociobiólogos y psicólogos evolucionistas que presentan el dualismo sexual como rasgo evolutivo y adaptativo de la especie, y la igualdad de género como regresión evolutiva y a contracorriente de la naturaleza. Dicho de otro modo, mantienen que las diferencias entre ambos sexos están biológicamente determinadas, por lo que ninguna actuación (educativa, cultural, etc.). En palabras de Edward O. Wilson: “Incluso con educación idéntica para hombres y mujeres e igual acceso a todas las profesiones, es probable que los hombres mantengan representación desproporcionada en la vida política, los negocios y la ciencia”. Y hay un problema adicional: a pesar de que una gran mayoría de la comunidad evolucionista no está de acuerdo, estas ideas son las que calan en el imaginario colectivo, muchas veces a través de los medios de comunicación, pero también de obras literarias o fílmicas, seguramente porque se conforma con la idea profundamente arraigada de diferencias irreconciliables que equivalen, en el fondo a desigualdades.
El “descubrimiento” del famoso punto G visibilizó la eyaculación femenina, pero localizándola en la vagina, no en la próstata y dando, así, protagonismo a la vagina como órgano del placer femenino, frente al clítoris, reivindicado por las feministas.
3.- Sobre la sexualidad de la mujer, ¿qué polémica hay entre el punto g, la próstata y la eyaculación femenina?
El problema es que durante tiempo se ha ocultado todo lo que tuviera que ver con la sexualidad femenina, pero que no tuviera parte en la reproducción. Así, la próstata o la eyaculación femeninas desaparecieron, seguramente debido a la confusión que producía hablar de semen tanto en el caso de la eyaculación masculina como en el de la femenina. Cuando se vio al microscopio que sólo el semen del varón tenía espermatozoides, se dejó de hablar de la eyaculación femenina (supongo que porque no desempeñaba papel alguno en la reproducción). El “descubrimiento” del famoso punto G visibilizó la eyaculación femenina, pero localizándola en la vagina, no en la próstata y dando, así, protagonismo a la vagina como órgano del placer femenino, frente al clítoris, reivindicado por las feministas.
4.- ¿Es la píldora anticonceptiva un método seguro sin apenas efectos secundarios? Los efectos varían en función de las personas que la toman, pero en absoluto es inocua. Además de la disminución de libido, otros posibles efectos a corto plazo del anticonceptivo oral femenino son: coágulos de sangre, aumento de peso, cambios de humor, náuseas, fatiga, migrañas, tensión mamaria, etc. Y como señala Carme Valls, tampoco se han tenido en cuenta otros efectos adversos: los anticonceptivos impiden la absorción por el intestino de las vitaminas procedentes de alimentos, por lo que algunas mujeres que los toman diariamente tienen avitaminosis, a veces alteran la función tiroidea y favorecen las enfermedades autoinmunes.
Muchos médicos prescriben medicamentos limitando la sexualidad a un mal funcionamiento genital, en lugar de centrarse en otros aspectos de la vida que pudieran estar afectando, dejando de lado el complejo de causas y soluciones sociales, personales y físicas de las dificultades sexuales, y redduciéndolas a un diagnóstico simplista con prescripción farmacológica.
5.- La sexualidad de la mujer ¿esta medicalizada? ¿Cómo afectan las nociones capitalistas a la sexualidad femenina? ¿Sexualidad es igual a negocio? Sin duda alguna, la sexualidad de las mueres está medicalizada. Se puede apreciar en la conceptualización como ‘enfermedades’ o ‘síndromes’ de malestares que en su mayoría son sociales o personales. El caso de la ‘disfunción sexual femenina’ que analizamos en nuestro libro (Las ‘mentiras’ científicas sobre las mujeres) es un ejemplo claro. Y el negocio es evidente si pensamos que, al hilo de esa supuesta enfermedad o disfunción, y de la mano del éxito del Viagra masculino, se amplía el mercado y se crea la Viagra rosa para las mujeres. Así, muchos médicos prescriben medicamentos limitando la sexualidad a un mal funcionamiento genital, en lugar de centrarse en otros aspectos de la vida que pudieran estar afectando, dejando de lado el complejo de causas y soluciones sociales, personales y físicas de las dificultades sexuales, y redduciéndolas a un diagnóstico simplista con prescripción farmacológica.
6.- Para terminar y a modo de conclusión: ¿Por qué cree que es necesario llevar a cabo unas Jornadas de prevención de la violencia de género? Creo que la respuesta está en las decenas de mujeres que mueren cada año (no sólo en nuestro país), en los miles de denuncias y en los miles de mujeres que no se atreven a denunciar.