Sabemos de sobra que la naturaleza es sabia y que el instinto maternal está impregnado genéticamente en las mujeres. Sin embargo no todas las mujeres oyen el dichoso “reloj biológico” que se presupone tienen. En cuanto a los hombres, desde siempre se le ha relegado a un segundo plano en este instinto que parece ser exclusivo de las mujeres. ¿Qué determina o controla esta parte tan natural del ser humano? ¿Existe el instinto paternal?

Esta semana se celebra el día del padre, festividad nacional y cuya representación es, curiosamente, San José, el cual, según la biblia, era estéril y no engendró hijos de forma natural.

Ser padre se ha relacionado con la crianza de los hijos y, son muchos los que piensan que no es lo mismo una madre que un padre, básicamente por la naturaleza. Si hablamos de lo puramente biológico, en el embarazo se producen unos cambios hormonales en la mujer que predisponen a la conducta de crianza y cuidado de su futuro bebe. Pero ¿Qué pasa en el caso de los hombres?

La respuesta obedece a las mismas leyes, se trata de una regulación hormonal. Cuando un hombre espera la llegada de un hijo estos cambios hormonales también se producen en él de la misma forma que en la mujer. Las hormonas responsables son la prolactina, el estradiol y, contrariamente a lo que podéis deducir, la testosterona.

La prolactina está involucrada en el desarrollo de la capacidad de amamantar en las mujeres. Esta hormona también está presente en los varones en el momento de la gestación femenina, llegando a provocar en algunas ocasiones lo que conocemos como un “embarazo por simpatía”, donde el varón puede,  incluso, generar los folículos lactantes en los pechos.

Los niveles de estradiol (un tipo de estrógeno) también aumentan en los varones que esperan hijos llegando a padecer en su organismo las consecuencias reales de un embarazo: nauseas, aumento de peso, etc…

La testosterona desciende, favoreciendo un comportamiento menos agresivo y menos sexual. Un experimento demostró como los niveles de testosterona descendían en los hombres cuando se les pidió que, voluntariamente, sostuvieran un muñeco con pañales durante treinta minutos, sobre todo cuando éstos habían mostrado su deseo de ser padres, siendo esta disminución mayor cuando se trataba de sus propios hijos.

Pero no solo se ha demostrado estas variaciones hormonales en los hombres que comparten la experiencia del embarazo junto a su pareja. En el caso del cortisol, parece que desciende en el momento en el que a un hombre se le da la noticia de la paternidad. Otros estudios realizados con hombres sin hijos se producía una reducción dramática de los niveles de esta hormona inmediatamente después de ver, durante varios minutos, diferentes vídeos con imágenes de bebés y niños jugando.

Toda esta cascada de hormonas se regulan por simpatía a través del sistema vomeronasal, experto en la detención de las feromonas y preparan al hombre para un comportamiento más tierno y relajado.

El instinto paternal existe, incluso en aquellos casos donde el bebe que se espera no sea biológicamente suyo. Todos estos estudios evidencian que la masculinidad en el ser humano reside en otras habilidades que se alejan de sus niveles de testosterona, porque ¿Hay algo más masculino que ser padre?

One Comment

  • Maria dice:

    Muy interesante la explicación de los cambios que se producen, y del fenómeno del embarazo por simpatía. Es necesaria la ampliación de los conocimientos de todas las personas de la sociedad, sobre sus cuerpos, su salud, y su sexualidad

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