Hace un par de semanas en el diario El Pais una noticia nos invitaba a la reflexión:

Cuando una mujer le pregunta algo a otra con un tono de voz muy bajo, y casi entre susurros, suele ser para pedir un tampón. No es que recomendemos el uso de tampones (ya que existen otras medidas higiénicas más económicas, saludables y ecológicas, como copas menstruales o compresas reutilizables) pero nos resulta llamativo que aún hoy en día, pedir un objeto de higiene  sigue siendo algo tabú.

Si hay un hombre, incluso hay algunas mujeres que pueden llegar a esperar a que se vaya para poder pedir un tampón. Se esconden en los bolsillos, bolsos, mangas o incluso en los bordes de los vaqueros o faldas.

Sharra Vostral (1) autora de Under Wraps: a History of Menstrual Tecnology, (Bajo Secreto: Historia de la Tecnología aplicada a la Menstruación), profesora de la Universidad Purdue en Indiana dice en su manuscrito incluso que los tampones son “un invento tecnológico para hacer parecer que las mujeres no sangran”.

Las mujeres sangramos, y no debe ser un motivo de burla, de vergüenza o de pudor.

El psicólogo especialista en sexualidad y pareja, José Bustamante Bellmunt (1) vicepresidente de la Asociación de Especialistas en Sexología y autor de ¿En qué piensan los hombres?, muestra una opinión clara al respecto: “Parece que la menstruación tiene un estatus similar (a las conductas de micción y defecación). Sin duda, una sociedad más igualitaria no repudiaría lo femenino y no haría sentir sucia a una mujer por hablar abiertamente de su menstruación. Si quiénes tuviésemos la regla fuéramos los hombres, el tratamiento sería bien distinto”.

  1. Datos hallados en:
  • http://bit.ly/1N5VPwn

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